Después de mucho tiempo de buscar, divagar y bifurcarme por otros caminos, he podido encontrar un pequeño espacio entre el cine, la escritura y el pensamiento que me entusiasma, me reta y me permite perderme. A través de estas prácticas entrelazadas, intento explorar estructuras y posibilidades. No es sencillo crear desde y en el Perú, y mucho menos en la escena cinematográfica que sigue siendo convencional, cerrada, masculina, apolítica, clasista, centralista y predecible. Mi formación empezó en la sala de mi casa, junto a mis hermanas en una unidad vecinal en el Puerto del Callao. El concepto de “intelectual pobre” no existía en mi cabeza, pero creo que eso éramos. Mi sangre materna es piurana y la paterna cajamarquina. En los últimos años he tenido la suerte de ser aceptada y becada en residencias artísticas que me han permitido un lugar privilegiado para crear y para continuar pensando mis proyectos. También para tender puentes con artistas de diferentes partes del mundo, lo que ha sido fundamental en mi propia comprensión del arte y del cine más allá de lo que puedo acceder cotidianamente. Creo en un cine desde la grieta, la torpeza, el error, la duda. Y en la búsqueda de otras formas de hacer y pensar que den espacio a los riesgos. El montaje es un lenguaje que me interesa muchísimo explorar y por ello también me dedico a ello. Encuentro apasionante el gesto de aprender a leer no solo el material sino también al artista y jugar plásticamente con todo ello. Además soy profesora, asesoro proyectos y doy talleres.